CAPITULO 10: CUATRO NOMBRES PERDIDOS
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Mi madre estaba sentada en una silla de la cocina, con el libro negro
que “tomó prestado” de la biblioteca ante ella, sobre la mesa.
Había pasado un día desde lo sucedido en la biblioteca. Las palabras
que el tío James le había dicho estaban grabadas en su cabeza.
(…lo que sucedió durante el
Incidente…)
Estas palabras invaden su mente, a cada instante. Durante la noche no
ha podido dormir, pues no paraba de sentir lo mismo una y otra vez. Lo peor,
sin embargo, es que le pareció ver algo en la ventana, algo que luchaba por
entrar, que golpeaba el cristal para pasar al interior. Cuando miró, le pareció
ver una mano…
Pero eso tan solo había sido una pesadilla, o por lo menos eso pensaba
ella. En el fondo, yo sabía que era más que eso.
(…lo que sucedió durante el
Incidente…)
Mi madre ha estado pensando mucho en ello. El Incidente… el día del
incendio de North Valley… el día 7 de febrero de 1970…
Pero no, no era aquello. Mi tío James dijo algo… dijo que el Incidente
no era el propio incendio de North Valley, sino lo que condujo a ello…
O, por lo menos, aquella parecía ser la única interpretación posible de
sus palabras.
-Nada de esto tiene sentido.
Se estaba mintiendo a si misma diciendo eso. Y ella lo sabía muy bien,
demasiado bien.
(…lo que sucedió durante el
Incidente…)
Pero esta frase, pese a ser la que más confunde a mi madre, no es la
más misteriosa. La peor de todas ellas, de todas las que mi madre vio escritas
en el libro por obra del tío James, era otra.
(…lo que sucedió en North Valley
durante nuestra infancia…)
La palabra que más preocupaba a mi madre era infancia. Pues lo peor de
todo es que no recordaba su infancia. ¿Cómo podía explicarse a sí misma este
hecho, esta extraña amnesia? No había motivo alguno por el que no debiera
recordarla. ¿O sí…?
-Sea como sea, la respuesta debe estar en este libro.
Y así, volvió a abrir el libro, esta vez sin tener manifestación alguna
de la presencia del tío James.